Política de Cookies

El sitio web de la Universidad de Cádiz utiliza cookies propias y de terceros para realizar análisis de uso y medición del tráfico, así como permitir el correcto funcionamiento en redes sociales, y de este modo poder mejorar su experiencia de navegación.

Si desea configurar las cookies, pulse el botón Personalizar Cookies. También puede acceder a la configuración de cookies en cualquier momento desde el enlace correspondiente en el pie de página.

Para obtener más información sobre las cookies puede consultar la Política de cookies del sitio web de la Universidad de Cádiz.

Personalización de Cookies

El sitio web de la Universidad de Cádiz utiliza cookies propias y de terceros para realizar análisis de uso y medición del tráfico, así como permitir el correcto funcionamiento en redes sociales, y de este modo poder mejorar su experiencia de navegación.

Para obtener más información sobre las cookies puede consultar la Política de cookies del sitio web de la Universidad de Cádiz. También puede acceder a la configuración de cookies en cualquier momento desde el enlace correspondiente en el pie de página.

A continuación podrá configurar las cookies del sitio web según su finalidad:

  • Análisis estadístico

    En este sitio se utilizan cookies de terceros (Google Analytics) que permiten cuantificar el número de usuarios de forma anónima (nunca se obtendrán datos personales que permitan identificar al usuario) y así poder analizar la utilización que hacen los usuarios del nuestro servicio, a fin de mejorar la experiencia de navegación y ofrecer nuestros contenidos de manera óptima.

  • Redes sociales

    En este sitio web se utilizan cookies de terceros que permiten el correcto funcionamiento de algunas redes sociales (principalmente Youtube y Twitter) sin utilizar ningún dato personal del usuario.

UniversidaddeCádiz
noticia

Científicos de UCA y CEI·Mar desarrollan una guía para clasificar los plásticos oceánicos por su color 5 octubre 2020

Científicos de UCA y CEI·Mar desarrollan una guía para clasificar los plásticos oceánicos por su color

Un método para organizar estos residuos con una paleta de referencia de 120 tonalidades. Hacer un seguimiento cromático permite entender cómo se deterioran y cuál es su dinámica en el mar

El equipo de investigación Estructura y dinámicas de ecosistemas acuáticos de la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar (CEI·Mar) ha desarrollado un sistema que permite identificar los colores de los plásticos en el océano. Esta información permite identificar qué colores del plástico aparecen con mayor frecuencia en la superficie oceánica, dato que se relaciona con el tamaño del plástico y la distancia a la costa. De este modo, el cromatismo sirve como indicador para calcular la edad de estos polímeros y el tiempo que llevan en el agua.

Estudios anteriores han establecido paletas de 4 y 32 colores con la intención de clasificar los microplásticos. “El color es una característica subjetiva que depende del observador y hay un espectro muy amplio de tonalidades, por eso quisimos definir una paleta de colores como guía para el análisis. Buscábamos un equilibrio entre el esfuerzo analítico y el nivel de detalle y encontramos que con 120 colores esto era posible”, ha explicado la investigadora de la Universidad de Cádiz, Elisa Martí.

Como han comprobado en esta investigación, los plásticos cambian de color y de tamaño a lo largo del tiempo. Algunos se decoloran hasta blanquearse y otros amarillean a causa de la exposición solar. Los expertos encontraron mayor abundancia de residuos de color blanco en zonas alejadas de la costa, a más de 2.000 kilómetros. Con este dato, concluyeron que se trataba de polímero envejecido que perdió su color original a medida que se fragmentaba. Esta disminución de tamaño es lo que produce microplásticos, pequeñas partículas nocivas para las especies marinas, que los ingieren al confundirlos con alimento.

En el estudio The colors of the ocean plastics’ publicado en Enviromental Science & Technology recogieron 8.849 muestras de la superficie del agua a escala global a lo largo de siete años. Al adquirir una variedad tan amplia de residuos plásticos de muchos lugares diferentes, realizaron diversos análisis y comparaciones relacionadas con el color, el tamaño de la partícula de plástico y la distancia de la costa. “Nos llamó la atención la abundancia de plástico azul claro, muy parecido al ambiente oceánico. Estos polímeros pasan más desapercibidos para los depredadores visuales en comparación a aquellos de colores más llamativos”, comenta Elisa Martí.

Dos técnicas

 

Para identificar el color de los residuos recogidos, los investigadores separaron el plástico del resto de material orgánico. A cada fragmento de plástico, una vez limpio y seco, se le asignó un color de la paleta de 120 colores a través de dos métodos. El primero establece la relación por semejanza visual entre el plástico y la gama cromática. Con la segunda técnica, se introduce una fotografía de alta resolución del residuo en un software que analiza la imagen y le asigna un color de manera semiautomática.

De este modo, se puede categorizar el color del plástico tanto de forma visual como digital y se examina la evolución del polímero conforme envejece y se dispersa en el entorno marino. “El primer paso que damos con este estudio es proponer una guía estandarizada para la clasificación cromática de los residuos plásticos. A partir de aquí, queremos aumentar la base de datos para comparar resultados y explorar la utilidad de esta información del color”, resume.

Esta investigación ha sido financiada por el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar (CEI·Mar), la Universidad King Abdulá (KAUST) de Arabia Saudí y otros proyectos como la Expedición Malaspina 2010. También han colaborado organizaciones como PLASTREND (Fundación BBVA); MIDaS, MEGAN, MEDSea, Tara Arctic, MAFIA e investigadores pertenecientes a KAUST y AZTI.

Referencias

 

Martí, E.; Magín, C.; Galli, M.; Echevarría, F.; Duarte, C.M.; Cózar, A. 2020. ‘The colors of the ocean plastic’. Environmental Science & Technology. 54 (11), 6594-6601.

 

Fuente: Fundación Descubre