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La directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Algeciras destaca el estrecho vínculo entre el centro y la comarca, plasmado en los actos por sus 50 años de historia

La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Algeciras es uno de los centros que más protagonismo ha cobrado este año y por motivos propios. La ETSIA ha estado inmersa en un conjunto de actos conmemorativos por el medio siglo que lleva en funcionamiento, que han puesto de manifiesto el estrecho vínculo que mantiene con el entorno social e industrial del Campo de Gibraltar y, sobre todo, con su amplia comunidad de egresados. Y, además, la Escuela será uno de los centros que acogerá varias de las nuevas titulaciones que asumirá la Universidad de Cádiz para el próximo curso. Su directora, Paloma Cubillas, analiza en esta entrevista los retos que afronta la Escuela en las fechas venideras, entre los que está su adaptación a las nuevas demandas docentes de la universidad y a la transición hacia una industria más sostenible.

La ETSIA ha celebrado recientemente su 50º aniversario. ¿Cómo describiría la evolución de su relación con el tejido económico y social de la Bahía de Algeciras, así como con la propia UCA, a lo largo de estas cinco décadas?

La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Algeciras surgió atendiendo una demanda de ingenieros técnicos industriales en la entonces naciente actividad industrial del Campo de Gibraltar. De hecho, CEPSA y Acerinox jugaron papeles fundamentales en la creación de la Escuela. Así pues, desde sus inicios, la ETSIA ha sido un actor esencial en el desarrollo económico, industrial y social del Campo de Gibraltar. Nuestra relación con el tejido productivo de la Bahía de Algeciras continúa siendo, estrecha y bidireccional: formamos talento que se incorpora a las empresas del entorno, y a su vez, estas empresas colaboran activamente con nuestra actividad docente e investigadora.  En cuanto a la relación con nuestra Universidad de Cádiz, tengamos en cuenta que la Escuela es anterior a la creación de la propia Universidad, y que pertenecía en primera instancia a la Universidad de Sevilla. Una vez surgió la Universidad de Cádiz, lógicamente la integración fue inmediata. La ETSIA ha contribuido al posicionamiento de la UCA como referente en ingeniería, y a través de estructuras comunes hemos reforzado nuestra proyección investigadora, nuestra oferta académica y nuestra implicación territorial.

¿Cómo valora los actos conmemorativos organizados para esta efeméride?

Los actos del 50º aniversario están siendo punto de encuentro entre los distintos colectivos que conforman nuestra Escuela: PDI, estudiantes, PTGAS, empresas y sociedad, al mismo tiempo que se está consiguiendo un reencuentro intergeneracional, aunando pasado, presente y futuro; pues no tendría sentido hacer un recorrido histórico por sus 50 años sin tener en cuenta todos los que en algún momento han formado parte de la Escuela. Han sido y siguen siendo muchos eventos los relacionados con dicho aniversario, entre cuyos objetivos está también visualizar la Escuela ante la sociedad. Ahí, la difusión por parte de los medios de comunicación está jugando un papel fundamental, visibilizando la trayectoria de la Escuela, reconociendo el trabajo colectivo que nos ha traído hasta aquí y reforzando nuestra identidad como institución de referencia. Entre otros actos cabe destacar el evento institucional del 14 de marzo, la comida de confraternización y el encuentro con la primera generación de estudiantes el pasado 23 de mayo, la 32º edición del Congreso Universitario de Innovación Educativa en las Enseñanzas Técnicas, la IV fase nacional de la Olimpiada de Ingenierías Industriales, diversos eventos culturales y deportivos de distinta envergadura… Y eventos que quedan por llegar, como una Jornada Ágora de la Cátedra Telefónica que se está gestando para el próximo mes de octubre, entre otros.

 Imagino que habrá sido gratificante contar con una alta participación de agentes sociales y, en especial, de egresados. ¿Qué le ha transmitido ese respaldo colectivo a la comunidad de la ETSIA?

La respuesta que hemos recibido de antiguos alumnos, empresas colaboradoras, instituciones, agentes sociales, y sociedad en general, ha sido profundamente gratificante. No sólo como actores presentes e implicados en los distintos actos, sino también como patrocinadores y colaboradores, que nos han ayudado a llevar a buen puerto todas las actividades programadas en un año donde la situación económica de la UCA en general, y de nuestra Escuela en particular, no ponía fácil alcanzar los objetivos planteados. Es más que claro el compromiso de empresas y entidades públicas con la Escuela, y estas situaciones ponen de manifiesto la importancia y relevancia que nuestro centro tiene para el tejido industrial y social de nuestra comarca.  Este respaldo también ha evidenciado que los lazos que tejemos en la etapa formativa perduran en el tiempo. Sentimos el orgullo de haber contribuido a formar profesionales comprometidos, muchos de los cuales hoy lideran proyectos de enorme relevancia en el entorno (y por supuesto también mucho más allá de nuestras fronteras).

Las jornadas y visitas a empresas del sector son habituales en la ETSIA, que próximamente acogerán el primer Máster Dual de la UCA. ¿Cómo está organizando la Escuela estas sinergias con el entorno industrial, y qué valor aportan a la comunidad universitaria?

La Escuela ha consolidado una cultura de colaboración continua con el entorno industrial. Como ya comentamos anteriormente, su creación partía en sí de una base de colaboración activa, de una necesidad manifiesta de las grandes empresas del polo industrial. Hoy por hoy, las visitas técnicas, las estancias formativas, los proyectos de innovación conjunta, las prácticas de empresa, los TFG y TFM, las tesis industriales, y todas las Cátedras de Empresa con sede en nuestra Escuela (Acerinox, Moeve, EDP, Telefónica y Arcgisa) siguen poniendo de manifiesto la activa y necesaria colaboración y simbiosis existente. A esto podemos sumarle el comienzo en este curso del primer título dual de la Universidad de Cádiz: el Máster de Petroquímica e Hidrógeno Verde.  Estas sinergias enriquecen a nuestros estudiantes, que se enfrentan desde el primer momento a problemas reales, y aportan a las empresas un flujo constante de conocimiento y talento. Es una apuesta clara por una formación adaptada a las necesidades del tejido productivo.

Además de su estrecha relación con el tejido industrial, la ETSIA desarrolla su actividad en un entorno social singular, marcado por retos como la proximidad de dos fronteras o las desigualdades socioeconómicas. ¿Cómo influye este contexto en la vida diaria de la Escuela y de su comunidad universitaria? 

Nuestra ubicación en una comarca singular como el Campo de Gibraltar -con dos fronteras, una intensa actividad logística y fuertes contrastes sociales- nos obliga a ser una escuela sensible, comprometida y adaptada a la realidad de nuestro entorno. Este contexto influye en nuestras líneas de investigación, en el perfil de nuestro estudiantado y en la responsabilidad que asumimos como institución pública. Trabajamos no solo para formar ingenieros, sino también ciudadanos con conciencia crítica y voluntad de transformación social.

 ¿Qué desafíos conlleva coordinar una oferta tan diversa como la de la ETSIA y cómo los abordan?

Gestionar una oferta tan amplia y especializada como la nuestra —con cinco grados universitarios, nueve másteres (dos de ellos que comienzan este curso 2025/26) y un programa de doctorado— supone un reto importante en términos de planificación docente, coordinación de equipos y actualización continua. A estos debemos sumarles nuevos grados que se implantarán en los próximos cursos, como el Grado de Ingeniería en Energías Renovables o el Grado de Transporte y Logística.  La clave está en el trabajo colaborativo, el compromiso de todo el colectivo universitario del Campus Bahía de Algeciras y en la flexibilidad organizativa. Nos esforzamos por mantener la calidad, garantizar la coherencia entre programas y ofrecer una formación alineada con los avances tecnológicos y las necesidades del mercado laboral.

La dispersión de campus es un reto conocido por la Universidad de Cádiz. ¿En qué medida considera que la ubicación geográfica de la ETSIA es una dificultad o, por el contrario, un valor añadido para la Escuela y su alumnado?

Nuestra ubicación en el sur del sur, lejos de la Bahía de Cádiz, ha supuesto históricamente ciertas dificultades logísticas y de conectividad. Pero también es, sin duda, una fortaleza. Estar en el corazón del principal polo industrial de Andalucía y junto al primer puerto del Mediterráneo occidental nos sitúa en una posición estratégica para la formación técnica, la investigación aplicada y la transferencia de conocimiento. La proximidad con las empresas y la especificidad del entorno generan oportunidades únicas de aprendizaje.

Desde que usted asumió la dirección en 2021 como primera mujer al frente de la ETSIA, ¿qué avances ha detectado en la equidad de género en las titulaciones STEM? ¿Qué acciones o iniciativas ha impulsado la Escuela en esa dirección?

Desde que asumí la dirección en 2021, he sentido con especial responsabilidad la necesidad de avanzar hacia una mayor equidad de género en el ámbito de las ingenierías. Aunque aún queda camino por recorrer (y quizás barreras que sean difíciles de superar, como las aparentes preferencias preestablecidas) estamos viendo señales esperanzadoras: un aumento progresivo de alumnas en determinadas titulaciones, más presencia femenina en equipos de investigación y una mayor sensibilización en el conjunto de la comunidad. Hemos impulsado campañas de divulgación en centros educativos, mentorías con mujeres ingenieras y acciones de visibilización que buscan romper estereotipos y generar referentes.

El Campo de Gibraltar está experimentando una transformación en el sector energético con una mayor presencia de las energías renovables y de un vector como el hidrógeno. ¿Cómo se está adaptando la ETSIA a este nuevo escenario en términos de docencia, investigación y colaboración con empresas?

La transición energética y la apuesta por vectores como el hidrógeno verde están transformando la estructura productiva de la comarca. La ETSIA está respondiendo de forma activa, incorporando contenidos de sostenibilidad y tecnologías limpias en sus planes de estudio, participando en proyectos de investigación en colaboración con empresas, y promoviendo líneas específicas de innovación sobre energías renovables. Nuestra ambición es contribuir a liderar este cambio desde el conocimiento, y formar a los profesionales que lo harán posible. No solo los nuevos títulos dan fe de ello, si no las modificaciones sustanciales que se están haciendo de las titulaciones ya existentes, y por supuestos, las nuevas líneas de investigación, proyectos y contratos de transferencia de nuestros Grupos de Investigación, actores también clave en este nuevo escenario energético.

Tras 50 años de trayectoria, ¿qué grandes retos vislumbra para la ETSIA en los próximos 5-10 años, tanto en el ámbito académico como en su vinculación con el entorno productivo?

Los próximos años vendrán marcados, en principio, por la implantación de los cuatro nuevos títulos que se han gestado estos últimos dos años para nuestro centro (los dos nuevos másteres que empiezan este curso 2025/26, y los dos nuevos grados que comenzarán en los cursos 2026/27 y 2027/28), además está planificado un nuevo grado para el 28/29 pendiente de confirmación por parte de la Junta de Andalucía. Los nuevos títulos ponen de manifiesto la necesidad de crecimiento y adaptación constante a un entorno tecnológico, económico y social en transformación; por un lado máster y grado en el ámbito energético (Máster Dual de Petroquímica e Hidrógeno Verde y Grado de Ingeniería en Energías Renovables), y por otro el ámbito portuario y logístico (un nuevo Máster Internacional en Gestión de Puertos y un nuevo Grado en Logística y Transporte). Otros objetivos que podemos destacar serían consolidar la formación dual como modelo de referencia, internacionalizar nuestras titulaciones e investigadores, incorporar tecnologías emergentes en nuestra docencia, y reforzar nuestro compromiso con la sostenibilidad y la equidad. Pero, sobre todo, el gran reto será seguir siendo una escuela conectada con su entorno, útil para la sociedad y orgullosa de su vocación pública.