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“En una década los investigadores INMAR han colaborado con más de 160 entidades y han facturado cerca de 12 millones de euros en contratos de transferencia con administraciones públicas” 19 septiembre 2025

“En una década los investigadores INMAR han colaborado con más de 160 entidades y han facturado cerca de 12 millones de euros en contratos de transferencia con administraciones públicas”

Carmen Garrido, directora del INMAR y coordinadora de CEIMAR, destaca la relevancia de la transferencia científica y subraya la importancia de que los investigadores también se involucren en la gestión universitaria

El de Carmen Garrido es uno de los primeros nombres que emergen cuando se habla de investigación y excelencia en la Universidad de Cádiz. La catedrática, que pertenece al Departamento de Tecnologías del Medio Ambiente, fue galardonada recientemente en la IV edición de los Premios al Emprendimiento Femenino en Cádiz, en la que se destacó su papel de referente en la investigación marina y donde Garrido puso sobre la mesa la necesidad tanto de comunicar la ciencia como de reducir la brecha de género que sigue existiendo en el entorno científico. En esta entrevista, se repasan las principales líneas de actuación en INMAR y CEI·MAR y se avanzan cuáles son los retos que deberá afrontar la Universidad de Cádiz para mantenerse a la vanguardia de los estudios marinos.

Desde abril de 2024, dirige el Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) y coordina el Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI·MAR). ¿Qué líneas estratégicas se ha marcado para esta etapa al frente de dos instituciones clave para la investigación marina?

Aunque mi nombramiento oficial como directora del INMAR y del CEIMAR fue en 2024, mi vinculación con ambas estructuras viene de lejos. Coordiné el primer Plan Estratégico del Campus de Excelencia Internacional del Mar cuando se presentó a evaluación nacional en 2011, y también participé en la creación de la Fundación CEI·MAR, que hoy garantiza su gobernanza. Fui además la primera Secretaria Académica del INMAR cuando este fue aprobado en 2016, redefiniendo y actualizando el anterior CACYTMAR del Campus de Puerto Real. Y, aunque no formé parte del origen de SEA·EU, estamos empezando a coordinar actividades porque, en definitiva, todos somos UCA, y debemos remar en la misma dirección desde una visión colaborativa y estratégica.

Estas estructuras llevan ya más de una década impulsando la formación, la investigación, la transferencia y la innovación en Ciencias Marinas. A lo largo de estos años, hemos crecido significativamente y nos hemos convertido en actores en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el marco de la Década de los Océanos de la UNESCO; participamos activamente en el desarrollo de las estrategias regionales de especialización inteligente, en las que Andalucía ha incluido las Ciencias Marinas como una de sus líneas prioritarias, reconociendo además a CEIMAR como agente dinamizador; y estamos plenamente alineados con la Estrategia Europea de Economía Azul, el Pacto Verde Europeo y la reciente actualización de importantes normativas ambientales que afectan al medio marino, las aguas y la biodiversidad.

Este es un momento clave para estas dos estructuras a las que sumamos una mayor coordinación con SEA·EU. Todo lo que estamos consiguiendo es mérito del esfuerzo colectivo de las investigadoras e investigadores que forman parte del INMAR y del CEIMAR, y también de quienes desean sumarse a este proyecto común.

Volviendo a la pregunta inicial, y conectando ambas estructuras, considero que tanto el INMAR como CEIMAR tienen hoy un papel fundamental: el de proporcionar servicios, medios y recursos —humanos y materiales— que complementen los que los investigadores ya logran con su currículo y gestión. En particular, quiero centrarme en dos grandes líneas: la consolidación de servicios especializados y el impulso al talento joven.

La investigación marina exige personal muy especializado y equipamiento avanzado. Por ello, desde la Dirección hemos creado los ‘Servicios de Investigación Marina’, participando en convocatorias competitivas que nos han permitido dotarnos del equipamiento necesario y atraer personal técnico altamente cualificado. Estos servicios están disponibles no solo para el INMAR y la Universidad de Cádiz, sino también para todas las instituciones CEI·MAR y cualquier entidad que los requiera. Es un ejemplo de cómo los recursos públicos se ponen al servicio colectivo, garantizando además la calidad de los resultados. Esta ha sido sin duda una de las principales conquistas del INMAR en su primera década de vida, y nuestra prioridad es ahora consolidar estos servicios, certificar los más estratégicos y estabilizar la plantilla técnica, una necesidad aún pendiente que condiciona su continuidad.

Supongo que para esa continuidad será esencial la incorporación de nuevos investigadores.

Precisamente, la segunda gran línea estratégica que quiero destacar es el apoyo decidido al liderazgo de la nueva generación de investigadores y técnicos marinos. Es nuestra responsabilidad facilitar el acceso de los jóvenes egresados a la investigación, y estamos promoviendo un plan propio de ayudas que complementa el de las universidades. Estas ayudas fomentan la movilidad internacional, la difusión de la producción científica, la organización de encuentros científicos y, muy especialmente, el acceso al liderazgo de proyectos. De hecho, este mes de julio CEIMAR ha lanzado una convocatoria específica para que jóvenes investigadores de Andalucía inicien su camino en la dirección y gestión de proyectos de investigación marina, fomentando enfoques multidisciplinares e innovadores y la colaboración interinstitucional dentro del Campus.

Por último, quiero destacar una estrategia que estamos ya desarrollando y que será clave en los próximos años: la incorporación de nuevas disciplinas y enfoques al INMAR. Actualmente, la mayoría de los investigadores que formamos parte del Instituto, pertenecen a las Facultades de Ciencias del Mar y Ambientales, Ciencias y Filosofía y Letras. Ya hemos comenzado a integrar investigadores de las escuelas de Ingeniería (Navegación, Navales, Superior de Ingeniería), y queremos sumar también a perfiles de otras áreas: ingenieros, informáticos, expertos en inteligencia artificial, especialistas en comunicación e incluso en bellas artes. Solo así podremos diseñar y construir nuevo equipamiento de observación, aplicar IA al análisis de datos marinos o desarrollar formas creativas de acercar la ciencia marina a la ciudadanía. Esta visión abierta y transdisciplinar es imprescindible para que el INMAR se actualice y avance alienado a su tiempo.

El Instituto INMAR articula una intensa labor investigadora muy ligada al territorio donde se asienta. ¿Qué papel desempeña la transferencia del conocimiento en la relación del instituto con las administraciones públicas, el sector productivo y la sociedad en general?

El INMAR ha desarrollado una intensa actividad investigadora y de transferencia centrada en temáticas clave como el cambio climático, la acuicultura sostenible, el carbono azul, la conservación de ecosistemas marinos o la gestión del litoral, especialmente en el Golfo de Cádiz. A través de proyectos competitivos y contratos con administraciones y empresas, el Instituto está contribuyendo a evaluar la calidad ambiental de los ecosistemas costeros, optimizar tratamientos de aguas para minimizar la llegada de contaminantes al medio marino, en mejorar las técnicas de acuicultura de las especies locales, apoyar el desarrollo portuario sostenible, asesorar en ordenación del espacio litoral y sus actividades, o valorar el patrimonio costero, entre otras. Combina la excelencia científica con una fuerte conexión territorial. Muchas entidades públicas y privadas requieren los servicios o bien directamente del INMAR a través de su carta de servicios o bien a investigadores específicos para asesoramiento científico y técnico.

Aportando algún dato concreto, en una década los investigadores INMAR han colaborado con más de 160 entidades y han facturado cerca de 12 millones de euros en contratos de transferencia con administraciones públicas, empresas del sector ambiental y marino, y organismos como la Junta de Andalucía o diferentes ayuntamientos de la costa de Cádiz, entre otros. En proyectos de investigación mucho más, muchos de ellos de aplicación directa al territorio o en colaboración con entidades públicas y privadas.

La Universidad de Cádiz es un referente nacional e internacional en ciencia marina. ¿Qué valor añadido aporta la investigación desarrollada desde el INMAR y el CEI·Mar a los retos medioambientales del litoral andaluz y del entorno de la Bahía de Cádiz?

Aportamos conocimiento, innovación y una visión de futuro. La Bahía de Cádiz y el litoral andaluz son auténticos laboratorios naturales, situados en un enclave geográfico privilegiado entre dos mares y dos continentes. Aquí se manifiestan de forma especialmente clara muchos de los grandes retos globales: el cambio climático, la pérdida de arena en nuestras playas, la disminución de biodiversidad, la sobreexplotación pesquera o la proliferación de especies invasoras como el alga asiática, que ya está afectando a sectores clave como la pesca y el turismo. Desde la investigación, observamos, medimos y analizamos el medio con un enfoque multidisciplinar, y generamos datos científicos rigurosos que deben ser la base para la toma de decisiones ante los crecientes problemas ambientales que enfrentan nuestras costas.

Compatibilizar la labor investigadora con las tareas de gestión universitaria es uno de los retos en el ámbito académico. Desde su experiencia, ¿cómo afronta este equilibrio y qué claves considera esenciales para mantener la calidad en ambos ámbitos?

Es un equilibrio complejo, sin duda. La gestión universitaria exige una gran dedicación y, en muchas ocasiones, afecta al ritmo de la actividad investigadora, especialmente cuando estás en pleno desarrollo de tu carrera. En mi caso, asumí responsabilidades importantes en CEIMAR justo después de obtener la plaza de Titular de Universidad. También, aunque con menor responsabilidad, mientras era Secretaria Académica del INMAR. Por entonces trataba de consolidar una nueva línea de investigación vinculada a la Economía Azul. Fue un momento de mucha presión, en plena preparación para la acreditación a Cátedra.

Ahora, como Catedrática, esa presión se ha reducido, hemos consolidado la línea de Ficotecnología Ambiental integrando la temática docente con la investigación del Instituto, tiene buena financiación y un equipo humano con el que codirijo tesis y comparto proyectos. La gestión sigue siendo muy exigente, pero también profundamente enriquecedora. Te obliga a salir de tu burbuja académica y te conecta con la universidad real: con personas de otros centros, de otros estamentos. Entiendes mejor la institución y su complejidad. Por eso siempre animo a mis compañeros a implicarse en gestión, sobre todo cuando ya han estabilizado su carrera académica. Es un compromiso que merece la pena en la parte personal.

En el acto de entrega del Premio al Emprendimiento Femenino, usted puso el acento en la brecha de género que aún persiste en el ámbito investigador. ¿Cuáles cree que son las principales causas de esta desigualdad y qué medidas considera prioritarias para avanzar hacia una investigación más equitativa?

La brecha de género en la investigación es una realidad que aún persiste y cuyas causas son estructurales. No hablamos solo de cifras, sino de trayectorias interrumpidas, de falta de referentes, de sobrecarga en los cuidados o de la escasa presencia femenina en órganos de decisión.

A lo largo de mis 30 años de trayectoria en la universidad, he visto cómo muchas mujeres científicas extraordinarias han tenido que esforzarse mucho más para avanzar en su carrera, o directamente han renunciado a asumir cargos de responsabilidad porque las cargas familiares siguen recayendo mayoritariamente sobre ellas. Aunque hemos avanzado, la desigualdad estructural persiste, especialmente en los niveles más altos de responsabilidad.

Dicho esto, también es justo reconocer que los datos están mejorando, especialmente entre las nuevas generaciones. En el INMAR, por ejemplo, actualmente el 39% de los investigadores doctores son mujeres, y si ampliamos el dato a todos los investigadores inscritos, doctores y no doctores, el porcentaje se eleva al 45%. Eso refleja el impacto positivo de las políticas de igualdad y el compromiso real de nuestros jóvenes investigadores e investigadoras con una ciencia más equitativa.

Desde la dirección del Instituto estamos trabajando activamente para visibilizar el talento de nuestras investigadoras, reforzar su presencia en los órganos de decisión y fomentar la corresponsabilidad. Además, muchas de ellas están ya actuando como referentes, no solo científicas, sino también en actividades formativas dirigidas a niñas y adolescentes, generando vocaciones en ciencia desde edades tempranas.

Celebraciones como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, o actos como los Premios al Emprendimiento Femenino, son fundamentales para generar referentes y cambiar mentalidades.

La visibilidad de la actividad investigadora es un eje clave en la política científica de la UCA. De hecho, la responsable de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación, Blanca Román, fue premiada también en los premios al Emprendimiento Femenino. ¿Cómo valora el papel de la comunicación científica en la relación entre universidad y sociedad?

Para mí, Blanca Román es una de las grandes referentes de nuestra universidad. Lo es por su profesionalidad, por su compromiso y por el impacto real que ha tenido en el ámbito de la comunicación científica, no solo a nivel local, sino también nacional. Su oficina —la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i)— ha obtenido recientemente la calificación más alta posible tras organizar el CONCIRED en la UCA, la reunión anual de las unidades de cultura científica de toda España.

Conozco a Blanca desde mis primeros años en CEIMAR, cuando comenzamos a trabajar juntas en actividades de divulgación científica. Desde entonces, tengo claro que la ciencia ya no se puede entender sin comunicación. Comunicar la ciencia es conectar la universidad con la ciudadanía, despertar vocaciones, combatir la desinformación y mostrar el valor tangible de la investigación.

En INMAR esto lo tenemos plenamente asumido. Participamos activamente en todas las iniciativas de la UCC+i y promovemos actividades propias de ciencia oceánica: jornadas abiertas, colaboraciones con centros educativos, medios de comunicación, guías de biodiversidad, libros de gastronomía azul. La UCA tiene un evento de comunicación científica que me parece una joya: La Noche de los Investigadores, donde literalmente llevamos la ciencia que hacemos en la Universidad a las calles de nuestro municipio. Explicar lo que hacemos en un lenguaje claro, comprensible y al mismo tiempo riguroso, es una responsabilidad que debemos atender como parte esencial de nuestra labor investigadora. Explicarlo a la sociedad, en la calle, a las niñas y niños… no tiene precio.

El programa La Brújula de Onda Cero se emitió recientemente desde el Edificio Constitución 1812 y tuvo la oportunidad de participar en él. ¿Qué representa para usted que, al hablar de Cádiz, también se ponga en valor su papel como núcleo investigador?

Que desde fuera del ámbito estrictamente académico se reconozca la labor que realizamos en los estudios marítimos y en todo lo relacionado con la economía azul es siempre un motivo de satisfacción. En esta ocasión la entrevista me la hicieron a mí, pero lo considero un reconocimiento a todo el personal que forma parte de la Universidad de Cádiz.

A lo largo de su trayectoria, ha trabajado en proyectos con una clara proyección internacional. ¿Cómo valora la dimensión internacional de la Universidad de Cádiz y qué oportunidades representa para la investigación marina en los próximos años?

La UCA lidera SEA·EU, la Universidad Europea de los Mares, y eso son palabras mayores. Es uno de los proyectos más ambiciosos e integradores que ha desarrollado nuestra universidad. No se trata solo de un proyecto internacional, sino de una verdadera transformación estructural que implica a toda la comunidad universitaria. En este marco, el próximo curso arranca el Bachelor in Sustainable Blue Economy, un título internacional complejo y exigente, pero que supone un escaparate inigualable de la capacidad de la UCA para liderar la formación y la innovación en el ámbito marino.

Aunque no participé en la concepción del SEA·EU, sí estoy muy involucrada a través de mi labor como docente en la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, y como directora del INMAR y CEIMAR, desde donde hago difusión y dinamizo los programas y actuaciones transversales relacionados con esta alianza.

Por último, ¿qué retos debe afrontar la Universidad de Cádiz para mantenerse como referente internacional en el ámbito de la investigación marina en los próximos años?

El INMAR está incorporando muchos investigadores de muchas disciplinas. Nuestra intención es potenciar proyectos transdisciplinares y disruptivos que es la tendencia a nivel mundial. Tenemos el foco de atención en la consolidación de los servicios de investigación y en la participación de grandes redes internacionales donde nos estamos incorporando. Hemos ganado presencia internacional en espacios científicos clave. Recientemente, investigadoras del Instituto como Carmen Morales y Neus Pérez han representado a la UCA en la Conferencia de los Océanos de la UNESCO, y estamos comenzando a colaborar en la elaboración de los indicadores de la memoria anual de investigación oceánica mundial. Estamos avanzando de forma muy decidida en visibilidad e impacto internacional.

Ese avance nos ha llevado a presentar este año la candidatura del INMAR a la acreditación como Unidad de Excelencia María de Maeztu. Sabemos que es un proceso altamente competitivo, pero estamos convencidos de que es el paso natural para consolidar la proyección internacional de la UCA en investigación marina. Estamos aún en fase de evaluación, y lo afrontamos con prudencia y con los dedos cruzados.